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Otro preso de Huelva intentó suicidarse con pastillas hace 15 días para no salir libre

Fuente: El Mundo

Entre rejas desde 1985, el recluso dejó una nota de despedida explicando a sus familiares que no podía abandonar la cárcel e ingirió de golpe su medicación para cuatro días, lo que fue descubierto "de casualidad" en el recuento del 23 de abril pasado.

El hombre de 56 años que se cortó el cuello el domingo pasado ante la negativa de los funcionarios de la cárcel de Huelva a dejarle entrar de nuevo en prisión tras cumplir sus 20 años de condena no es un caso único, ni siquiera últimamente.

Otro recluso, que perdió su libertad en 1985 y ha vivido prácticamente desde entonces entre rejas, intentó suicidarse el 23 de abril pasado, hace apenas 15 días, en la misma prisión y por igual motivo, aseguran en el sindicato de prisiones Acaip: porque se negaba a recuperar su libertad y se veía incapaz de vivir de forma autónoma fuera del centro penitenciario.

Ante la cercanía de su puesta en libertad, el preso, aquejado de Sida, se tomó de golpe ese día toda la medicación que se le había suministrado para varias jornadas, hecho que sólo fue descubierto "prácticamente por casualidad", en el recuento de la tarde efectuado por los funcionarios, que dieron la voz de alarma a los servicios médicos del centro, que consiguieron eliminar rápidamente del cuerpo del recluso la medicación psicotrópica.

Una nota de despedida
El preso incluso había dejado una nota de despedida dirigida a sus familiares, en la que explicaba, según fuentes de Acaip, que no se veía capaz de afrontar su próxima salida de prisión tras haber pagado sus condenas. En la central sindical se denuncia incluso que, ante la escasez de efectivos, el propio hecho de facilitar a los presos medicación para varios días -para optimizar el desempeño de plantillas de funcionarios "insuficientes"- abona episodios como este.

El caso, aireado por el sindicato en una nota ese mismo día, no adquirió tanta notoriedad como el intento de suicidio, cuchillo en mano, de Miguel Ángel F., quien sufría según fuentes de la cárcel de Huelva un cúmulo de dolencias -algún tipo de trastorno mental y una enfermedad terminal cuya naturaleza no ha trascendido-, pero la serie sugiere, para Acaip, "la realidad de que la función de reinserción del sistema penitenciario está muy lejos de ser real".

Población reclusa con problemas mentales
Más allá de la contrastada escasez de medios para reclusos con problemas mentales -un 30% según estimación del sindicato-, los mecanismos de asistencia a los ya ex presos en su aterrizaje en la sociedad libre son puestos en duda por estos casos. Desde Instituciones Penitenciarias se asegura que fue Miguel Ángel F., que no podía volver con su familia dado que fue allí donde cometió a agresión sexual que le condenó (a 36 años comprimidos en 20 a la postre), quien rechazó todos los recursos.

Según Instituciones Penitenciarias, tras apuñalar a otro preso en una casa de acogida en que estaba en semilibertad en 2017 (hecho que motivó su regreso entre rejas), el hombre se negó a ser atendido por la Asociación Reto a su salida de prisión, y volvió cuatro horas después de su salida aunque llevaba 1.000 euros en el bolsillo (ganados por su trabajo en cautividad) y las señas de dos pensiones en Huelva capital. Miguel Ángel F. decía que eran demasiado caras.

"Dejadme entrar... No quiero vivir", les dijo a los funcionarios, según testigos presenciales. Ante la negativa de estos, sacó un cuchillo y se seccionó la parte izquierda del cuello. Alertado por los trabajadores públicos, un guardia civil que se hallaba en las inmediaciones le taponó la herida con la mano hasta que llegaron los efectivos del 061. Ayer se recuperaba de sus heridas en el Hospital Juan Ramón Jiménez de la capital onubense.

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