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Un derrumbe parcial en la cárcel obliga a reubicar a varios presos

La dirección del centro penitenciario tramita por procedimiento de urgencia la reparación del desprendimiento del departamento de Provincial, más moderno que el resto del complejo.

Fuente: Diario de Burgos

Un grupo de internos en el centro penitenciario de Burgos ha sido reubicado dentro de las mismas instalaciones como consecuencia del derrumbe parcial de un techo, localizado en el departamento de Provincial, y que también ha obligado a apuntalar algunas estancias. El traslado se produjo hace aproximadamente 15 días, aunque los problemas ya se habían detectado tiempo atrás, según explicaron fuentes de la Agrupación de Cuerpos de la Administración de Instituciones Penitenciarias (Acaip).

La dirección del centro confirmó la existencia del percance, aunque trató de restarle importancia. «Hay que apuntalar una pequeña grieta», explicó Juan Carlos Mesa, para localizar el problema en los tubos de las conducciones. «Han cedido», apostilló para avanzar que el expediente se ha tramitado por el procedimiento de urgencia, lo que permitirá acometer la reparación en enero.

Pero los representantes de los trabajadores sostienen que se trata de algo más importante. «Una grieta no es. Es bastante aparatoso porque ha habido que sacar internos de ahí», explican. A su juicio, el peligro de derrumbe lo certifican los puntales colocados en el comedor, por ejemplo.

Los sindicatos están a la espera de mantener una reunión con el Comité de Salud Laboral, que preside el propio director del centro, Juan Carlos Mesa, para solucionar la situación. Para los reclusos se ha buscado otra ubicación pero «los funcionarios siguen trabajando allí», expuestos al riesgo potencial de nuevos desprendimientos.

El área conocida como Provincial se ubica en un edificio anexo al complejo penitenciario y, por tanto, de más reciente construcción. En ella se alojan los internos preventivos (68 en julio) y algunos en tránsito (los que vienen a algún juicio, por ejemplo). Aunque la cárcel está lejos de los niveles de saturación alcanzados en agosto de 2004, con 600 internos, no ha resultado sencillo buscar huecos para ese realojo interno.

La zona de Provincial y la de Segundo Grado son, precisamente, las que estarán incluidas en la tercera fase de reforma de cubiertas del centro, cuya licitación anunciaba ayer el Boletín Oficial del Estado (BOE). Sale a concurso por un importe de 525.514,52 euros y un plazo de ejecución de ocho meses. La apertura de ofertas no se hará hasta el 7 de febrero, con lo que los trabajos no concluirán hasta el último trimestre de 2006.

La primera fase de esta obra se adjudicó en agosto de 2000. La última tenía que haber comenzado el pasado mes de septiembre pero se ha retrasado por un defecto de forma en el pliego de licitación, cuyo presupuesto base se incrementa en casi 20.000 euros.

TALLER DE PANADERÍA

Técnicos del Organismo Autónomo de Trabajo Penitenciario y Formación para el Empleo tienen previsto visitar la semana que viene el centro penitenciario de Burgos para autorizar la apertura de un nuevo taller, el de Panadería, en el que podrán trabajar tres internos más. Los hornos y todo el instrumental necesario para ponerlo en marcha ya se ha instalado, junto a la cocina general, por lo que solo falta el permiso oficial para su puesta en marcha. En enero podría ponerse en marcha.

A la espera está de la asignación presupuestaria para acometer otro proyecto más ambicioso de trabajo productivo, puesto que ocuparía a más internos. Se trata de un taller en la Sección Abierta, que Juan Carlos Mesa confía en poder habilitar durante el próximo año, una vez que Instituciones Penitenciarias disponga de una asignación económica para ello. Entre 30 y 40 puestos más se podrían lograr, según los cálculos del director, porque también liberarían espacio para nuevas actividades ocupacionales muros adentro.

Más de la mitad de la población de la cárcel realiza alguna labor remunerada. Unos 215 reclusos trabajan para contratas y subcontratas y 80 más en el funcionamiento diario del propio centro. Les pagan el salario mínimo más un porcentaje por trabajo entregado, cotizan a la Seguridad Social y disponen de una mutua.

Pero no todo es trabajo. Con la llegada de las Navidades, aumentan los actos de ocio en la prisión. Ayer comenzó un curso sobre cine, que incluye la proyección de varios cortos y el aprendizaje de técnicas y trucos audiovisuales, y en los próximos días se han programado actuaciones de grupos de danzas, teatro, coros y canto de villancicos

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