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Cómo luchar contra el tabaco en las prisiones

El tabaco es un parte importante de la vida de muchos presos. Las iniciativas que han intentado prohibir su consumo han resultado ineficaces y, en ocasiones, han despertado la ira de los internos. Un artículo, publicado en 'The British Medical Journal' ('BMJ'), afirma que se deberían impulsar programas que, lejos de promover la censura, ayuden a suspender el hábito.

Fuente: El Mundo

Celda con barrotesEn España el nuevo proyecto de ley antitabaco, aprobado el pasado 22 de abril, contempla la creación de espacios para fumadores en los centros penitenciarios. Sin embargo, el artículo que aparece en la revista británica destaca, ante todo, la educación para el no consumo.

El coste es uno de los principales motivos argumentados para no implantar las ayudas que pretenden disminuir el uso de la droga en las cárceles. En este sentido, Niyi Awofeso, autor del documento, se muestra contrario y afirma que "los beneficios de promover programas para cesar el hábito entre los internos que desean dejarlo sobrepasan los costes".

Con una duración media de 12 semanas, estos proyectos suelen costar una media de 270 euros por recluso, según especifica el artículo. "No es un precio excesivamente alto si te das cuenta de que las facturas sanitarias básicas de los prisioneros en EEUU, Gran Bretaña y Australia suelen rondar los 10 dólares -7,70 euros- por día o los 840 dólares -unos 646 euros- por 12 semanas".

Trastornos psiquiátricos

Algunas voces también señalan la dificultad de conseguir que las personas drogadictas y las que tienen un trastorno psiquiátrico abandonen los cigarrillos. "Parece que utilizan el tabaco en parte como autoterapia y también para incrementar los efectos deseados del uso lícito o ilícito de las drogas", explica el texto.

Estos dos grupos suponen una mayoría en las cárceles occidentales y, en varias ocasiones, los pacientes psiquiátricos se han vuelto agresivos al verse privados de nicotina. Por estos motivos, son pocos los intentos realizados por frenar el consumo en esta clase de internos.

Las acciones tomadas para censurar, sin más, los pitillos en las penitenciarias se han mostrado del todo ineficaces. Como ejemplo, el documento recoge el caso de la prisión de Woodford (Australia) en la que los reclusos se revelaron debido a las restricciones en el uso de tabaco.

Programas financiados y estructurados

"Los programas para dejar de fumar que estén financiados y estructurados tienen el potencial de reducir la probabilidad y la severidad de este tipo de problemas", recalca Awofeso.

Como él mismo añade, las regulaciones que prohiben y restringen severamente el uso "poseen una mayor probabilidad de ser rentables y sostenibles en los centros en los que se aborden las necesidades básicas de salud y bienestar de los reclusos de una manera humana, y en los que estos internos tengan la oportunidad de acceder voluntariamente a los programas para suspender el hábito tabáquico".

Varias cárceles de Gran Bretaña suponen la excepción a la regla que parece imperar en la mayoría de los centros penitenciarios. El texto que aparece en 'BMJ' refleja algunas iniciativas que han aportado, reciente y gratuitamente, terapia sustitutiva de la nicotina y otras clases de ayuda para luchar contra la adicción a la nicotina.

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