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Los presos extranjeros tienen mas difícil el paso a tercer grado

Los presos inmigrantes tienen menos posibilidades de obtener el tercer grado penitenciario que los nacionales, un hecho contra el que lucha la organización Málaga Acoge. “Si no hay arraigo, no hay tercer grado y muchos internos no lo tienen; ahí es donde podemos colaborar las asociaciones a través de un voluntariado, de cursos o de acuerdos, aunque es complicado porque Prisiones lo que pide es que haya una persona a cargo del preso”, señaló a este periódico la técnica del Departamento de Prisiones de esta asociación, María Gema Rodríguez.

Fuente: Diario de Málaga

Los presos inmigrantes tienen menos posibilidades de obtener el tercer grado penitenciario que los nacionales, un hecho contra el que lucha la organización Málaga Acoge. “Si no hay arraigo, no hay tercer grado y muchos internos no lo tienen; ahí es donde podemos colaborar las asociaciones a través de un voluntariado, de cursos o de acuerdos, aunque es complicado porque Prisiones lo que pide es que haya una persona a cargo del preso”, señaló a este periódico la técnica del Departamento de Prisiones de esta asociación, María Gema Rodríguez.

El tercer grado penitenciario se concibe como un régimen de semilibertad que permite que el preso pueda pasar parte del día fuera del recinto carcelario para ir a trabajar, y es indispensable para obtener la libertad condicional.

Desde Málaga Acoge se destaca que en la mayor parte de las prisiones se sigue negando a la gran mayoría de los extranjeros tanto el tercer grado como la libertad condicional, y esa distinción con respecto a los infractores nacionales se ve también en aspectos como la declaración de la prisión preventiva.

igualdad ante la ley. “La ley es igual para todos y se aplica estrictísimamente igual para todos, pero cuando un extranjero llega a un juzgado, por el mero hecho de no ser español, y aunque tenga trabajo, una hipoteca, residencia e hijos, va directamente a prisión porque se considera que tiene falta de arraigo y que tiene posibilidades de escapar del país. Muchas de esas personas, al final, salen en libertad sin cargos después de haber perdido el trabajo”, señaló Rodríguez.

El Departamento de Prisiones de Málaga Acoge realizó hasta el 30 de octubre del pasado ejercicio un total de 403 asistencias a internos extranjeros. El principal problema con el que se encuentran los presos inmigrantes es la barrera del idioma, como recalcó a este periódico la coordinadora del Departamento de Prisiones de Málaga Acoge, María Cruz Fernández-Llebrez. En lo que lleva este proyecto en marcha, diez años, la asociación ha detectado en la prisión provincial de Alhaurín de la Torre hasta 64 nacionalidades (este año 18 distintas).

La particularidad de muchas de ellas origina situaciones tan complejas que requieren hasta tres personas para hacerse entender con los presos. “Los funcionarios hacen lo que pueden porque tienen una actitud muy abierta, pero en muchas ocasiones no pueden llegar a comunicarse con los internos”, señaló Gema Rodríguez, quien añadió que “muchos no han entendido nada de lo que les ha pasado”.

En el mes de agosto de 2005 había en la prisión provincial de Málaga un total de 550 internos extranjeros entre preventivos y penados. En este aspecto cabe reseñar que el centro penitenciario malagueño es prácticamente una cárcel de presos preventivos que se encuentran a la espera de que se celebre su juicio.

La falta de intérpretes en la prisión preocupa a la asociación Málaga Acoge, hasta el punto de que han remitido al Defensor del Pueblo Andaluz una queja en la que se denuncia la situación creada por la incomunicación de estas personas. La respuesta de la institución regional se refirió a los cursos de idiomas que pueden realizar los funcionarios de prisiones, una posibilidad que no solucionaría el problema, según la asociación malagueña, puesto que se centran en las lenguas más comunes, tales como el inglés o el francés, y no se acercan a los idiomas minoritarios.

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