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El número de reclusos foráneos encerrados en las cárceles aumentó un 11% en 2006 y supera ya los 20.000 ? En el mismo periodo, los convictos nacionales apenas crecieron un 1,9%.

Fuente: LA RAZÓNDIGITAL

Hace ya varios años que el sistema penitenciario español está desbordado por los cuatro costados. Con poco más de 33.000 plazas y más de 55.000 internos encerrados tras sus barrotes -a los que hay que sumar los casi 9.000 de Cataluña, que tiene transferidas las competencias-, la tasa de hacinamiento supera el 200 por ciento en varios centros. De hecho, la tasa de reclusos es de 140 por cada mil habitantes, la más alta de toda la Unión Europea, pese a que el índice delincuencial español no es el primero. Y la llegada de cada vez más delincuentes extranjeros está empeorando aún más esta delicada situación.


Según los datos de Instituciones Penitenciarias, en las cárceles españolas había encerrados en noviembre 20.586 presos extranjeros, 2.241 más que en diciembre de 2005, lo que representa un aumento del 10,8 por ciento. El dato tiene una gran relevancia porque la cifra de reclusos españoles sólo creció en el mismo periodo en 839 internos, un 1,9 por ciento, casi cinco veces menos, lo que otorga a este colectivo una importancia decisiva en el incremento de población reclusa que se está registrando en España en los últimos años.


Este importante desequilibrio entre uno y otro crecimiento tiene, según los expertos, un sencilla explicación: la prisión preventiva. Mientras que muchos ciudadanos españoles son puestos en libertad condicional a la espera de juicio, en el caso de los extranjeros la situación es bastante más compleja. A la gran mayoría, explican, se les aplica la prisión preventiva por el elevado riesgo de fuga que existe. «A cualquier español resulta relativamente fácil localizarle para juzgarle. Pero a muchos de los reclusos foráneos, que no tienen ningún tipo de arraigo en el país, porque no tienen vivienda fija, ni familia es muy complicado echarles el guante si los dejas en libertad condicional, por lo que el único medio que hay de evitarlo es decretar la prisión preventiva».


La medida garantiza la presencia de estos presuntos criminales en los juicios, pero tiene el pernicioso efecto de engordar cada día un poco más la cifra de reclusos encarcelados y de agravar la tasa de hacinamiento existente en las prisiones.
Instituciones Penitenciarias puso en marcha el pasado verano un programa de información para que todos aquellos presos extranjeros con condenas en firme supieran que tienen derecho a cumplir sus penas en sus países de origen. Sin embargo, la medida, encaminada a aliviar parte del hacinamiento que soportan los establecimientos penitenciarios, ha cosechado un sonoro fracaso, pues, como ya informó este periódico, sólo 322 de los más de 20.000 convictos extranjeros solicitaron acogerse a la medida.


Los marroquíes, los primeros.


Así las cosas, la cantidad de presos foráneos no para de incrementarse de año en año y su peso porcentual es cada vez más acusado, pues ya representan el 32 por ciento del total de reclusos.


Por nacionalidades, son los marroquíes los que siguen ocupando el primer lugar en este dudoso ranking, con unos 4.000, seguidos de los colombianos, con algo más de la mitad. Los rumanos, por su parte, han desplazado en los últimos tiempos a los argelinos. Ahora mismo, hay en prisión unos 1.300, por poco más de 1.100 magrebíes. Estos últimos, sin embargo, siempre han sido considerados por los funcionarios de prisiones como uno de los colectivos más conflictivos. Ecuatorianos y venezolanos ocupan el quinto y el sexto lugar, respectivamente, con 500 y 400 encerrados cada uno.

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