Fuente: elmundo.lacrónica.com

El caso del sanguinario etarra, José Ignacio de Juana Chaos, también tiene efecto entre los presos que cumplen condena en la leonesa cárcel de Mansilla. En lo que va de año, un total de 16 internos se han declarado en huelga de hambre. Lo cierto es que muy pocos resisten el apetito, por lo que en la actualidad sólo continúan seis manteniéndose sin alimentación. La muestra de que el hambre es algo difícil de llevar la dan las cifras que se manejan de duración de las huelgas. Así, de los 10 que finalizaron, uno de ellos estuvo 18 días, el resto, 15, 14, 12, 11, 4, 3... dos de los reos aguantaron sólo un par de días y hubo un condenado que estuvo únicamente 24 horas sin comer.
Entre los seis que continúan adoptando esta medida de presión a las autoridades, cinco se encuentran en los módulos de aislamiento. Sobre todo, se declaran el huelga por motivos «farmacológicos», según fuentes penitenciarias, pero también por motivos de régimen penitenciario. «Cuando les encierran en aislamiento y quieren estar en alguno de los módulos 'blandos' se declaran en huelga», comentan las citadas fuentes. Todos ellos comenzaron a dejar de comer durante el mes de marzo.

Uno de los casos, lleva ya más de cuatro meses en huelga. Se trata del hombre al que condenaron por el crimen del maletero. A pesar de que él quiere desvincularse de la polémica de De Juana, afirma que ha tomado esta decisión para mostrar su disconformidad con la decisión que del jurado que le llevó a la cárcel. Es decir, lo mismo que el etarra. Cuando comenzó la huelga pesaba 109 kilos, a día de hoy, no más de 70.

Al preso R. S. P. le encontraron culpable las nueve personas que conformaron el jurado que dictó sentencia, tres mujeres y seis hombres. Se le halló culpable por el asesinato de Teodora H.A. y el posterior abandono de su cadáver en el maletero de su vehículo en el Paseo de Salamanca, la que fuera su compañera sentimental.

Los miembros del jurado popular se tomaron sólo una mañana para establecer el veredicto y responder a las cuestiones planteadas por el tribunal.

En contra del hombre que ahora está preso en Villahierro, jugaron testimonios de familiares y amigos de la víctima y la exposición de pruebas de peritos y psicólogos, con los que los nueve miembros del jurado popular consideraron suficientemente probado que el acusado asesinó a Teodora H.A., después de inflingirle varias heridas y golpes que los forenses pudieron constatar en su cadáver.

La cuestión más destacada del caso, relatada prolijamente en los testimonios de los peritos durante el juicio, fue la crueldad con la que se produjo el crimen.

El cadáver de Teodora presentaba hasta 14 cortes realizados con un objeto no identificado en pecho, cuello, hombro y espalda. Además, tal y como aseguraron los expertos, la mujer tenía numerosas contusiones a consecuencia de golpes.

Todas estas heridas no eran suficientes para causarle la muerte y de hecho los cortes apenas tenían algunos centímetros, lo que llevó a la acusación a asegurar que la mujer había sido torturada previamente a su muerte con el único ánimo de «hacerle sufrir».

Ahora el condenado pide que se revise su proceso judicial, con el que no está en absoluto de acuerdo según fuentes penitenciarias, por lo que ha iniciado la misma medida de presión que llevan publicando los medios de comunicación durante meses y que, como es de dominio público, tan buenos resultados ha dado al sanguinario etarra con más de 25 asesinatos a en su haber.

Dado su gran volumen corporal previo, los médicos que le atienden no sospechan que de momento corra peligro su salud, ya que «un hombre que mide 1.80 metros puede sobrevivir perfectamente con 70 kilos». Eso sí, si continúa sin comer, el deterioro físico se producirá muy pronto. Hasta el momento está consciente, y camina por su propio pie.

Ahora la cuestión es qué sucederá dentro de un par de meses, si sigue sin comer, cuando su deterioro sea tan evidente como el del pistolero de ETA. ¿El Gobierno dará orden de que se revise su proceso?