Imprimir esta página

Con el lazo azul prendido en la memoria

Hay veces en las que no es suficiente con pedir perdón. La directora de la prisión de Botafuegos, Isabel Martínez, con sus desafortunadas declaraciones, ha reabierto una vieja herida que, por muchos años que pasen, no termina de cicatrizar.

 

 

Fuente: Diario de Jerez digital

Hay veces en las que no es suficiente con pedir perdón. La directora de la prisión de Botafuegos, Isabel Martínez, con sus desafortunadas declaraciones, ha reabierto una vieja herida que, por muchos años que pasen, no termina de cicatrizar.

A no pocos funcionarios del Penal portuense aún se les saltan las lágrimas cuando se acuerdan de Ortega Lara, víctima del secuestro más largo en la historia de ETA. El rostro de este funcionario, privado de libertad durante 532 días en algo peor que un campo de concentración, un zulo ínfimo, y liberado in extremis de una muerte segura por parte de la Guardia Civil, se clavó en su corazón.

Durante 78 sábados consecutivos, como en el resto del país, en pleno centro de El Puerto, en la plaza del Polvorista, sus compañeros de las prisiones de Puerto 1 y Puerto 2 se concentraron para pedir su libertad.

Y lo hicieron con un lazo azul colocado en la solapa, el mismo que, justamente diez años después, sigue prendido en su memoria. Ese lazo azul que durante aquel larguísimo cautiverio del compañero de Logroño llevaba, como todos, la funcionaria del Penal portuense que fue amenazada por familiares de presos etarras que acudían de visita.

Unos familiares que, descubrieron los funcionarios con horror poco después, apuntaban sin disimulo alguno las matrículas de sus coches cuando acudían a la cárcel para algún vis a vis. Retando siempre. Jugando al terror siempre. Y sin jugar. Porque no pocos funcionarios de las prisiones gaditanas se han sabido objetivo prioritario de ETA en primera persona. En más de una operación policial en la que han caído terroristas y comandos, han aparecido papeles. Recortes de prensa. Listas. Con nombres y apellidos. Los suyos. Los de sus compañeros.

Por eso, les parece un sarcasmo que alguien pueda decir que de los etarras se aprende. Que son inteligentes. Que son sensibles. Máxime si se dice de los que cumplen condena en la cárcel de Algeciras, con Iñaki de Juana Chaos al frente. El preso que se hizo tristemente famoso por brindar con champán cada vez que la banda cometía un atentado con víctima mortal, que escribió una carta en la que confesaba que le provocaban carcajadas los rostros desencajados de dolor tras el asesinato del concejal del PP sevillano Alberto Jiménez Becerril, es un viejo conocido en el Penal portuense. Allí cumplió una época condena, tras ser trasladado desde la cárcel canaria a raíz de la política de acercamiento emprendida durante la tregua terrorista, la farsa de ETA para reorganizarse, hasta que fue enviado a Botafuegos tras ser apaleado por un preso marroquí.

37 presos pertenecientes a la banda terrorista ETA se encuentran en la actualidad cumpliendo condena en las cárceles gaditanas. Veinte de ellos lo hacen en las dos cárceles de El Puerto, y los 17 restantes, en la de Algeciras.

Valora este artículo
(0 votos)