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El 40% de los presos españoles sufre algún transtorno mental

El país con mayor población reclusa de la UE sólo tiene tres centros con un centro psiquiátrico, que en total ofrece 567 plazas.

Fuente: DIARIO ADN

El 40% de los presos españoles, unos 26.000 reclusos, sufre trastornos mentales y de personalidad. El 8%, más de 5.000, padece una enfermedad mental grave, según la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA).
Teniendo en cuenta que España es el país de la UE con mayor población reclusa (65.122, según el sindicato ACAIP) los datos resultan preocupantes. Más aún si se considera que tan sólo tres prisiones poseen un centro psiquiátrico y que entre los tres únicamente ofrecen 567 plazas. El de Can Brians, en Barcelona, 67; el de Fontcalent, en Alicante, 320, y las 120 del centro de Sevilla.
"Pero eso no es lo peor. Lo terrible es que a la mayoría de presos no se le ha detectado la enfermedad durante el juicio o que, incluso sabiéndose el diagnóstico, el juez se ha negdo a dictar una condena alternativa a la prisión", señala el responsable del área de Prisiones de la APDHA, Valentín Aguilar.

Pésima atención médica

La entidad ha elaborado un informe en el que denuncia la pésima atención médica que reciben estos presos. "Exceptuando Cataluña, que al estar transferidas las competencias, el sistema funciona mejor", señala Aguilar.
No en vano las enfermerías de los centros barceloneses de La Modelo, Quatre Camins o Can Brians disponen de 168 plazas, más las dos del hospital penitenciario de Terrasa (Barcelona). No obstante, por lo general, "los tratamientos no son los adecuados y la medicación se interrumpe con frecuencia hasta que termina por abandonarse", apunta el responsable de la asociación.
En este sentido, el informe alerta de la inexistencia de "coordinación entre los servicios médicos de la prisiones con los servicios de salud mental" de cada autonomía. O a la inversa, casos de enfermos que han entrado en prisión y, por falta de comunicación, ni son medicados, ni los médicos de las prisiones se preocupan de conocer el interno, señala el informe de la APDHA.
"La falta de atención médica sumada a que precisamente en una cárcel no se aprenden demasiadas cosas buenas, las conductas son, por lo general, extremadamente violentas, y la droga circula tanto o más que en la calle, el resultado es que a los presos con enfermedades mentales se les agrava su enfermedad", asegura el responsable de Prisiones de la Asociación.

Centros alternativos

A pesar de la carencia de plazas, la creación de más centros psiquiátricos penitenciarios no sería la panacea a este problema.
"Seguirían, como ahora, saturados. En la década de los ochenta, cuando se empezó a suprimir los manicomios, no se pensó en la posibilidad de que estos enfermos estuvieran en pisos tutelados o en centros de día. Tampoco en tratamientos externos para su cuidado ni se pensó en formar debidamente a los funcionarios y crear un sistema de tutela en la prisión. Estas son algunas de nuestras propuestas", apunta Aguilar.
La otra cara de la moneda son las familias de los enfermos. Gran parte de éstas no reciben ayuda de la Administración. "Se necesita invertir más en el ámbito psiquiátrico. Tanto para la prevénción, como para las personas que ya se encuentran en prisión. Después de todo, ellas no tienen la culpa de nada, ¿es que acaso podríamos culpar a una persona de haber enfermado de alzheimer?", lamenta un miembro de una de estas familias afectadas.

Las cifras

El 50% de los enfermos mentales que delinque es porque ha sufrido un brote psicótico, según la APDHA. Generalmente, esto sucede por no seguir un tratamiento médico adecuado.
700 discapacitados psíquicos, algunos adictos a las drogas, han sido registrados por Insituciones Penitenciarias en las prisiones, además de los 26.000 enfermos mentales.
El 64% de los presos enfermos mentales cumplen condena por robo y el 11% por atentar contra la salud pública. El porcentaje de reclusos por delitos violentos es nimio.
 

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