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El Instituto andaluz inter-universitario de Criminología ha publicado un estudio sobre las necesidades sexuales de los presos.

Fuente: Andalucia Investiga

Son muchos los perjuicios de permanecer en prisión. Carecer de libertad es el peor sin duda y las condiciones de vida de los reclusos son obviamente inferiores a las de cualquier hijo de vecino. El sistema penitenciario español garantiza las necesidades básicas de los condenados. Sin embargo, las carencias amorosas y sexuales no quedan del todo resueltas a pesar de medidas como el 'vis a vis', un encuentro entre el preso y su pareja donde disfrutan de un momento íntimo de hora y media de duración una vez al mes. Un estudio del Instituto andaluz de Criminología ha puesto de manifiesto que cuando la vida sexual y de pareja de los reclusos es buena, mejora el comportamiento y la calidad de vida de los internos.

La idea de estudiar las necesidades socio-emocionales y sexuales de los presos surge ante la entrada en escena de centros penitenciarios que incluyen un módulo de mujeres junto al de los varones. Estas prisiones establecen una nueva posibilidad de contacto entre internos e internas e, incluso, la creación de parejas entre ellos, según afirman los investigadores Rodrigo Carcedo, Félix López y Mª Begoña Orgaz en su estudio. Los datos utilizados para la obtención de sus conclusiones provienen de un análisis estadístico a partir de una muestra de reclusos de ambos sexos del centro penitenciario de Topas, en Salamanca.

El amor da vida

La investigación ha puesto sobre el tapete que los internos con pareja dentro de la misma prisión son los que sienten una mayor satisfacción sexual y un menor sentimiento de soledad romántica, entendido éste como el echar de menos tener una relación de pareja. Esto ha hecho pensar a los investigadores que tener una pareja en prisión con la que mitigar los efectos negativos de la privación sexual es un factor que mejora de forma inmediata la calidad de vida de los presos.

El estudio también esclarece que las mujeres muestran una menor soledad romántica y una mayor satisfacción sexual que los varones porque la mayoría tenía pareja dentro de prisión mientras que la mayoría de los hombres, no. Además, añaden los autores del estudio, la mayoría de las mujeres había mantenido contactos personales con la pareja y relaciones sexuales en los últimos seis meses al contrario que los varones. No obstante, los investigadores piensan que estas diferencias no están determinadas tanto por el sexo de los internos, sino por la posibilidad de encontrar pareja dentro del centro penitenciario.

El otro beneficio directo de estas nuevas posibilidades de relaciones dentro de la cárcel, según se lee en el estudio, es la mejora de la conducta de los presos. En sus conclusiones, un interno se manifiesta en este sentido: “Antes ni se podía ver una mujer en prisión. No tenía cubiertas mis necesidades sexuales y ahora sí porque tengo pareja. Antes estabas más tenso, con más genio, más agresivo…”

La legislación no se ha adaptado

La finalidad del ‘vis a vis’ es la de mantener la vinculación familiar, así que cuando el recluso empieza a disfrutar permisos de salida, pierde el derecho al ‘cara a cara’. Los investigadores resaltan que cuando estos internos tienen pareja dentro de prisión, se les priva del derecho de sus comunicaciones íntimas. Un problema que aumenta si a los dos miembros de la pareja se les conceden permisos. Por ello, estos expertos piensan que es necesario que la legislación contemple la posibilidad de que los internos con permisos accedan también a comunicaciones íntimas. Los investigadores afirman que sería importante facilitar una mayor frecuencia de contacto entre parejas de internos tanto en las salas de comunicaciones íntimas como en otros espacios de la prisión donde poder compartir también conversaciones o preocupaciones.

La investigación también recoge sugerencias de los presos con pareja fuera de la cárcel y sin pareja para mejorar su vida emocional y sexual. Los presos con pareja fuera de la cárcel demandan aumentar el número de contactos, permisos de salida y disminuir la distancia geográfica entre la prisión y el domicilio de sus parejas. Por su parte, los presos sin pareja solicitan más actividades o trabajos en los que puedan entrar en contacto con personas del otro sexo en prisión. Asimismo, piden poder disfrutar de relaciones íntimas sin que exista una vinculación de pareja estable, ya que el sistema español, contrario a la promiscuidad, lo exige como requisito. No obstante, la legislación española es una de las más progresistas en cuanto a los encuentros ‘cara a cara’ ya que permite las relaciones homosexuales al contrario que otros países de Europa.

Riesgos

Los contactos íntimos entre presos también conllevan riesgos como la transmisión de enfermedades como el VIH, embarazos no deseados y situaciones de violencia sexual y de género. Los investigadores del Instituto de Criminología proponen en su estudio el mantenimiento de un servicio de asesoramiento sexual que sirviera para prevenir estos peligros así como para trabajar la ética, las relaciones interpersonales y las expectativas de la pareja sobre la relación.

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